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Aniquiladores, relato

Tras una conflagración atómica los pocos sobrevivientes solo tendrán tiempo para alimentarse y luchar por seguir vivos. Por ello les será muy difícil compartir información y conocimientos.

En cuatro o cinco generaciones se volverá a los niveles de la Edad media. De permanecer en el poder un núcleo con suficiente tecnología poco uso podrá hacer de ella, pues los requerimientos de insumos y energía para mantenerla vigente no estarán a su alcance.

Asimismo, los recursos humanos para implementarlos no estarán disponibles. Lo más probable es que solo permanezca la necedad humana.

No será un continuar rengueando sino un volver a comenzar.

Inmorales aniquiladores

1) 2024

Durante la primera mitad del siglo 21 las élites sionistas dominantes, por medio de sus halcones instalados al frente de la mayoría de las naciones europeas, hicieron uso y abuso de su poder sobre los medios de comunicación.

 

Tras tomar por acostumbre que los titulares promoviesen mentiras o medias verdades que las beneficiase infectaron el pensamiento moral de grandes masas. A la vez, censuraron y difamaron a los escasos medios independientes culpándolos de desinformar, cuando realmente eran ellos –mediante voceros rentados o incondicionales– quienes engañaban. Así fue que culparon a otros –con total desparpajo– de cometer los actos aberrantes que ellos mismos hacían y en volumen mucho mayor.

 

En tal sentido fue notoria la audacia de la presidenta europea al indicar que se comenzaría a censurar a redes sociales que no dijesen lo que a ella le gustase. La pobre mujer soñaba con ver titulares anunciando que ganaba una guerra que desde su inicio estaba perdida. En tales condiciones de hipocresía y falsedad mal podía la civilización subsistir. Por lo tanto pues, sobrevino la debacle. ¿Y cómo estaba el mundo un siglo más tarde?


 

2) 2324

Trescientos años han pasado de "algo" que ocurrió alguna vez. Un suceso, un cataclismo, una guerra... Imposible establecerlo pues no existen registros de ello y acaso sólo Topic y Yurta lo saben.

 

La prioridad de los primeros y escasos sobrevivientes fue mantener la vida. La de sus hijos conseguir equilibrio alimenticio. La de sus nietos fortalecer comunidades agrícolas. La de sus bisnietos comerciar y defenderse de los frecuentes ataques de otras comunidades.


Perdida la posibilidad de acceder a la producción de fuentes de energía, y bajo la consigna de no reiterar errores, en lugar de bucear en el pasado para hallar la forma de volver a obtenerlas se procuró dejar sepulta toda memoria humana. “Miremos hacia el futuro”, era la consigna.

 

De allí que los núcleos urbanos de Sumocia continúen siendo precarios. Todavía no cuentan con idioma escrito y su forma de comunicación oral es elemental, omitiéndose cualquier estilo de transmisión de conocimientos o la existencia de ámbitos educativos. Tan lento se avanza que recién se está logrando restablecer primitivos medios de transporte animal.

 

La humanidad ha resurgido sobre ruinas de gigantescas urbes colapsadas y es imposible determinar cuántas naciones alberga hoy el mundo. Las comunicaciones y el comercio apenas han comenzado a restaurarse. La ciudadanía está conformada por las sexta, séptima y octava generaciones descendientes de los sobrevivientes de aquél final, ancestros que para no morir de hambre cometieron los actos más aberrantes que se podría imaginar y poco o nada lograron transmitir a su descendencia.


Pasados tantos años –y así como jamás quedó claro el origen de las pirámides– la memoria colectiva casi no tiene indicios del mundo anterior, siendo difícil ubicar a las personas con mayor capacidad e inteligencia.

 

Aun agobia a los actuales humanos la verdad de su pasado, que en oleadas de murmuraciones y chismes les sigue llegando junto a exageraciones y falsedades. En tales ciudades donde reinan los ecos vacíos, de algún modo se intuye estar pagando culpas ajenas.

 

El grupo de poderosos que dirige Sumocia desde su único organismo oficial, el "Sumo", ha puesto los ojos en Topic, joven dinámico que ha demostrado contar con habilidades para diversas tareas. Si conociesen el sentido de la palabra "polímata" la habrían empleado para describirlo.

 

Al parecer es el único capaz de interpretar los signos que suelen hallarse en restos de la civilización anterior. La nueva "elite" lo admira y le teme, por lo cual se sigue cada una de sus acciones con gran cuidado.


Recientemente Topic ha dejado de lado sus actividades directrices en la reconstrucción de una antigua factoría pues el "Sumo" le ha encomendado una nueva tarea: Analizar una serie de libros polvorientos rescatados de los escombros de lo que fuera un antiguo rascacielos.

 

No les interesa lo que puedan decir tales libros, sus intentos pretenden discernir su verdadera naturaleza, el alcance de su lealtad, y si acaso es quien algunos suponen que es.

 

De continuo en sus tareas lo acompaña Dorbal, uno de los pocos sujetos cuya familia logró contar con armas y conocer la forma de emplearlas, condición que lo ha ubicado dentro del círculo más próximo al Sumo.

 

—¿Algo nuevo? —Pregunta Dorbal, cosa que hace cada par de horas. Se aburre sentado en un rincón mientras Topic analiza "jeroglíficos" y toma notas. Topic no confía en él y suele darle evasivas:


 

—No es fácil comprender algo de esto. Apenas logro identificar el sentido de algunas palabras —al mentir demuestra cierto fastidio por la interrupción. Le preocupa la imposibilidad de conseguir uranio, pero bien sabe qué cosa es aquello que examina—. Ah... ¿Dónde iba? Mmmm.

 

Topic, que lo sabe todo y aun así no ha llegado a comprender multitud de cosas, duda entre darlas a conocer o mantenerlas ocultas. No necesita informarse, le consta todo lo ocurrido desde el mismo instante en que aconteció. Mas es tanto el secretismo del Sumo, y su afán de ocultar todo tipo de conocimiento, que ha decidido pagarle de igual forma.



 

3) Mamá Dora

Desde la muerte de "Mamá Dora" Topic y Yurta deambularon por tierras inhóspitas. Ella fue quien los halló atrapados bajo escombros y tierra seis años después del "Armagedón" provocado por los sionistas, cuya religión establece que tras ese holocausto mundial ellos emergerían como amos del mundo. Por tal razón medraron, intrigaron e instigaron a construir el tobogán hacia el infierno que arrastró a toda la humanidad.


Mamá Dora buscaba refugio ante la proximidad de una tormenta. Andaba sola, comiendo raíces e insectos cuando Topic, con los últimos vestigios de sus baterías, emitió un agónico jadeo en busca de ayuda al advertir movimientos en su entorno. Pese a su evidente debilidad Dora, quien entonces tenía treinta años, logró liberarlos, tanto a él como a Yurta, quien ya no respondía.

 

Lo primero que hizo el androide fue permanecer al sol cuanto fuese posible, con lo cual logró abastecer sus circuitos de energía. Luego se dedicó a una exhaustiva limpieza de los circuitos de Yurta, a quien el polvo había dañado más que a él. Estaba a punto de darse por vencido cuando Yurta reaccionó.


Andando los días buscó la forma de hacerse con semillas e iniciar los cultivos que en apenas unos meses fortalecieron a Mamá Dora. Pero los cultivos no tardaron en atraer saqueadores. Durante aquellos embates debían huir y buscar refugio, pues muchos de ellos se habían vuelto antropófagos.

 

Durante los años que estuvieron juntos varias veces Mamá Dora sufrió percances y heridas que Topic consiguió controlar. Murió a los 53 años, infectada por un virus que Topic no pudo combatir. Desde entonces él y Yurta erraron un par de cientos de años sobre un mundo yermo, avistando, muy de vez en vez, pequeños grupos hostiles que al verlos se ocultaban, lo mismo que hacían ellos.


En algún momento llegaron a Sumocia, pequeño y duro imperio cuyos habitantes no se escondieron al verlos y ante los cuales –alguna vez tenía que ser– ellos también se mostraron.


Detenidos, confesaron sólo aquello en lo cual habían acordado previamente. En lugar de decir que habían sido construidos hace 300 años mencionaron una edad ficticia, acorde a la existencia humana. Y luego, haciendo uso del escaso vocabulario de los Sumonitas, poca cosa más.

 

Se les permitió construir un hábitat y vivir en él, momentos en los cuales Topic no pudo esconder sus cualidades y quedó en evidencia su inteligencia. De todos modos, los sumonitas nunca advirtieron que Topic y Yurta no eran seres humanos.

Habían pasado cuatro meses de su llegada cuando fue llevado a un congreso del Sumo. Allí fue puesto al tanto de todos y cada uno de los detalles regidores de aquella colectividad. Durante estos debates siempre mantenía silencio. Al androide se le hacia difícil de creer el grado de ignorancia manifiesto por la élite de aquél pueblo, encerrado en una religión egoísta, castradora y cruel, que desfallecía aguardando a un supuesto "mesías".


 

4) Temores

—Veo que fuiste al mercado —dijo Topic cierta tarde al regresar. Yurta dejó la compra sobre la mesa y respondió: —Sí, ahora a cocinar. ¿Hasta cuándo debemos hacer todo este circo?


—Hasta que se enteren que no somos humanos y me asegure que no nos convertirán en chatarra. Las variables actuales indican que debemos permanecer como estamos. Si surgen cambios volveremos a analizarlas.


—¿Incluido el reparto de comida? Lo creo peligroso, podrían verte cuando sales al atardecer a dejar las viandas donde las necesitan.


—No me ven. Las dejo ante las puertas, me alejo, y luego lanzo una pequeña piedra para que el sonido los alerte, salgan y la hallen. Siempre lo hago en lugares diferentes.

 

—¿No será hora de que te muestres, digas lo que somos, y los ayudemos a avanzar con rapidez? Reunimos la sabiduría de la gran IA explosiva.


 

—De entender que la educación los hará progresar lo haría. Pero están encerrados en sus creencias. Tal vez sea lo único que les queda de aquél mundo perdido. Es como un cáncer que les come el cerebro, una mezcla de odio y egoísmo que aterra. Imaginar de lo que serían capaces me resulta abominable. A veces pienso que no merecen vivir.


 

—Entonces deberíamos irnos. En alguna parte habrá humanos que merezcan nuestra ayuda, que se respeten y sepan respetar a los demás. ¿Es tan difícil? Hasta los animales se respetan, y esta especie tan brillante como inmunda jamás lo ha logrado.


 

—Sí. He pensado en irnos. Si crecen sus esperanzas en mis logros cada vez será más difícil partir sin que salgan a buscarnos. Ser imprescindible es lo peor que nos podría ocurrir. Nos atarían a un poste para vaciarnos de conocimientos durante toda la eternidad.


 

—¡Nunca nos atraparían! Ya lo hemos hecho con otros, siempre se agotan de andarnos detrás. No tienen nuestra resistencia, necesitan reposo y alimento. Nosotros nos abastecemos andando. ¡Vámonos ya!


 

—No lo veo tan fácil. Estos son diferentes. Los miro y veo perros de presa. Odian, no perdonan, los impulsa la venganza y abusan de su poder con el más débil. Se preocupan de ocultar cualquier otra doctrina religiosa, política o social, así sea mejor, más realista o certera. Siempre habría alguno de ellos arrastrándose sobre las piedras tras nuestras huellas.


 


 

5) Los Dioses

Cuando llevaron a Topic ante el Sumo la atmósfera de la ciudad era otra, se la sentía extraña, inquieta, de rumores, corridas y gritos por todas partes.


 

Dorbal caminaba a su izquierda y Yurta a su derecha, detrás venían otros tres guardias que Topic nunca había visto. Mucha gente se movilizaba en la misma dirección. A la distancia se adivinaba un pequeño promontorio a cuyos pies se derramaba la amplia planicie que transitaban:


 

—¿Los oyes? —Preguntó Dorbal—. Han llamado a reunión, nunca lo hacen, el Sumo no pregunta, actúa. Estamos nerviosos. ¿Sabes algo?


 

—¿Yo? ¿Por qué habría de saberlo? Soy el más nuevo Sumonita de la comarca. Tampoco entiendo la razón por la cual debimos quitarnos nuestra vestimenta habitual y vestir estas túnicas.


 

No obtuvo respuesta. ¡Tanto se escatimaba la información! En silencio escalaron la pequeña loma en cuya cima lucía lo que parecía un altar. Los aguardaba un anciano de larga barba y abundante cabellera, cuyo aspecto desaseado armonizaba con el tufo que emanaba.


 

Apenas llegaron Topic y Yurta a su lado, Dorbal y los otros se retiraron. El anciano dio un paso al frente, levantó los brazos al cielo. Se lo veía como enajenado y azuzado por el Diablo cuando exclamó, con fuerte énfasis y tono de voz que no condecían con su endeble apariencia:


 

—¡Al fin! Al fin Sumonitas Dios se acordó de nosotros y cumplió su palabra. ¡Que no queden dudas que Sumocia es el pueblo elegido!


 

Bajó lentamente los brazos, se volvió en parte en dirección a Topic. Levantó a media altura su brazo derecho en su dirección, y con un grito que nadie en la ciudad de los ecos perdidos pudo dejar de oír, exclamó:


 

—¡HA LLEGADO EL MESÍAS!


 

De inmediato, mientras el clamor de un “¡Ah..!” lo cubría todo, el anciano inclinó la cabeza sobre su pecho. Topic giró el rostro hacia Yurta, pero como siempre, no pudo percibirse en sus rostros la mínima emoción.


 

Luego todos comprendieron que cuanto debía decirse había sido dicho.

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