Ladré el poema adjunto durante un día especial para perros melancólicos, hace ya mucho tiempo, quizás lo que dura la vida de un perro.
Salió de un tirón, motivado por mi desazón, la falta de estímulos y la apatía. Cada tanto lo leí y le cambié algún detalle, no porque lo viese mal, sino de puro perro.
Luego se me dio por ilustrarlo. Tras breve decapitación photoshopera verme ahí, con cara de perro, en medio del incendio de mi humilde basamento cultural, me causó gracia. Y aunque era una gracia perra, muy perruna, moví la cola de entusiasmo y decidí compartirlo. Quien quiera puede leer las cosas que a veces aun ladro y que nadie se asuste, no pretendo que me tiren un hueso ni tampoco el perro muerde.
Estaré con el perro
¿Para qué escribir una historia más?
¿Este mismo poema?
¿Qué misteriosa meta podría vislumbrarse?
Ninguna. Nada.
Es inútil continuar asoleando fantasmas Que nadie ve
Que nadie escucha
Que ya ni me consuelan
He de cerrar las puertas de mi hangar hollywoodense
Esa casa humilde sin techo ventanas ni puertas
donde a veces construyendo quimeras fui feliz en soledad
Pues notorio se me hace que no vuelan mis gansos de hojalata
Allí de todos modos fui feliz
O al menos creí serlo
Cual niño jugando al paladín del espacio en mitad de la guerra
mientras balas reales arañan su cabeza
Dejaré sin punta mi lápiz
sin corriente mi PC
cerradas las ventanas por donde ingresan latidos/ladridos del mundo
y el rumor de otras voces
Discordantes o armónicas pero tan contundentes como falsas
Pues sólo son mentiras que esparcen los medios
mientras los lobos de la élite todo lo devoran
hasta que logren al fin robarnos los sueños
Espantaré bien lejos esas bellas musas
tan encantadoras como torpes y mediocres
que tantas veces osaran mentirme
conque sus cantos portaban la verdad de la existencia
Haré de mi museo un páramo vacío
y allí donde conservo kilómetros de texto anodino
reinará la humedad, el moho, las arañas
y si no lo purifica el fuego
Útil será el papel para las ratas
No habrá una sola frase explicando tanta letra vana
ni mota de polvo indicando que existí
Ya no vale la pena
Pues no lo supe hacer, no he podido
o tan solo no quise comprar publicidad
para elevar al cielo mis torpes barriletes
Dedicaré el futuro a sentarme en el patio
a tomar cerveza para mi gastritis
a fumar pese a mil intentos de ya no hacerlo más
e intentar disfrutarlos
pese al omnipresente reproche de los médicos
Rozaré con mis manos sin lápices el lomo del perro
y al sentir su satisfacción le diré:
—Tu fortuna es no saber leer.
¡Ya te habría fastidiado entonces con mis frases!
Él moverá la cola agradecido
Tal vez repita “arf” dos o tres veces y habrá comunicación
En ese instante no seremos ni humanos ni perros
sino circunstancias resumidas en polvo aglutinado de estrellas muertas
Si algún lejano amigo de aquellas veladas inmensas
cuando el cosmos todo parecía apoyarse en nuestros folios
y saciábamos nuestro apetito no con pan
sino con frases bien logradas y armoniosas
también él con su bagaje de derrotas...
Tú sólo dile que el escritor no está que la decepción todo se ha llevado y allí detrás
sobre las ruinas de sus bosquejos apenas queda un hombre con su perro.